viernes, 2 de agosto de 2013

La aventura continúa



Siento cosillas en la barriga... 

Que son nervios en toda regla, no me engaño. 

A tres días de volver a Angola aquí estoy de nuevo. Por petición popular en parte, aunque por necesidad principalmente. Gracias por apoyarme de esta manera :)

Hace ya cuatro meses y medio que aterricé en Barcelona para seguir con los preparativos de la boda y demás. Ya casi ni recuerdo cómo era mi día a día angolano, pero es que pensándolo friamente ahora, desde la tranquilidad de mi sofá, 2 meses no es mucho tiempo, y vivir en un hotel con todo hecho tampoco es vivir una ciudad. Vaya, que ahora resulta que esos dos meses no fueron nada! Suerte que lo tengo todo escrito y mil fotos, porque veo que tengo demasiada facilidad para pasar página! 

El caso es que recuerdo perfectamente que, cuando aterricé, lloré mucho. De hecho lloraba antes de aterrizar, viendo Barcelona desde el aire, desde esa prespectiva tan fantástica que los aviones ofrecen. Y Cristina es testigo de mi llorera. Me recibió de lujo, y la pobre tuvo que aguantar lágrimas y más lágrimas. Claro que echaba de menos a Joan, pero no era eso lo que me hacía llorar. Lloraba porque todo me parecía increíblemente bonito, limpio y ordenado. Todo como debía ser, ignorando los tiempos oscuros que corren por este país. La gente, toda persona que veía me resultaba familiar y me inspiraba muchísima confianza. Entonces escuchaba la voz de megafonía pidiendo que no desatiendiera la maleta, que había riesgo de robo, pero para mi ya no existía ese tipo de miedo, estaba en casa. Creo que lloraba de felicidad, pero mi reciente lado africano lloraba de tristeza.

Cuando llegábamos a mi calle volví a llorar y, al abrir la puerta del piso, más lágrimas. Mi casa me pareció un autèntico palacio. A este punto Cristina me dijo que si seguía llorado así no me dejaría volver a ir... pero enseguida se me pasó. Los dos primeros días me sorprendía ver un simple supermercado de barrio, pero en nada ya estaba en mi pecera y nadaba como el pez que siempre he sido aquí. 

Y la vida en Barcelona seguía, y además seguía a lo grande. El bodorrio de Cristina, nuestra propia boda, la de Bea, la noticia de que mi Cristi se casa el año que viene, la llegada de Pau, la de Valentina... Sin desperdicio! Y el objetivo de verano cumplido: primiaventura en Santander y estar aquí para el cumple de mi Txell, que por una cosa u otra siempre me pillaba fuera. Y ahora, disfrutando de los últimos días con mi gente y mi familia. Despidiéndome, a la vez... Mil y una imágenes angolanas vienen a mi cabeza.

El lunes empecé a recuperar todos estos recuerdos. Pasaporte y visado en mano, la última vacuna puesta y el billete electrónico en la bandeja de entrada, son señales inequívocas de que en nada, mi aventura africana va a seguir adelante, y esta vez en serio. 

Peeeero... en tres semanas estoy aquí de vuelta, que la boda de mi Celia no me la pierdo por nada del mundo! Aunque sólo por unos días... que esto es sólo el calentamiento! ;)

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